CRECIMIENTO Y DESARROLLO.
El ser humano requiere de aproximadamente una cuarta parte de su vida para crecer y desarrollarse. Debemos entender el crecimiento como el aumento de peso y talla, la conformación de volúmenes y proporciones corporales; el desarrollo es la adquisición de habilidades y la maduración de funciones. Ambos se presentan en forma conjunta y los englobaremos en un sólo concepto: el crecimiento.
El crecer no es cosa fácil, aunque se da de forma natural y es más notorio en los niños pequeños. Para entenderlo se divide en lo que conocemos como etapas pediátricas; el recién nacido, el lactante, el preescolar, el escolar y la adolescencia. En cada una de estas etapas y más aún en cada año de vida, se presentan características especiales. Los niños no crecen siempre igual, hay etapas rápidas como la del recién nacido y la del adolescente, y las mamás pronto se dan cuenta que a ciertas edades predomina el aumento de talla o el aumento de peso.
Una característica común a todas las mamás, en todo el mundo, es la preocupación por saber si su hijo está creciendo bien lo cual va de la mano con la preocupación, siempre eterna, porque su hijo esté comiendo bien; eso que hacen por intuición encierra una verdad absoluta, para crecer y desarrollarse óptimamente los niños requieren una alimentación adecuada y suficiente.
La única manera de formar tejidos para crecer y obtener las sustancias para desarrollar las funciones es por medio de los nutrientes, que a su vez se encuentran en los alimentos. La falta o exceso, así como el mal balance de esos nutrientes, puede llevarnos a situaciones NO deseadas del crecimiento, la desnutrición, la obesidad o el retrazo del desarrollo cerebral.
Ojalá que todo esto del crecimiento y la alimentación fuera tan fácil. La realidad es que cada niño y cada mamá tienen características especiales y aunque queramos ofrecerles una solución general para que mamá e hijo se entiendan, ésta no existe.
Debemos empezar por comprender que mamá debe conocer las características del crecimiento y desarrollo para no caer en falsas preocupaciones, fomentando con base en ese conocimiento, que su hijo desee y acepte los alimentos para su buen crecimiento.
La maravilla del crecimiento la disfrutamos cada día con nuestros hijos, su capacidad de asombro ante los sucesos cotidianos, el gusto al comprobar que aumentaron una talla de ropa, la felicidad de ellos y nosotros al verlos realizar nuevas proezas o al adelantar grados escolares, son la recompensa a la enorme responsabilidad de tener en nuestras manos la formación de un ser humano.
Dr. Alberto Medina Chanona
Pediatría Integral
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