INTOLERANCIA A LA LACTOSA Y SU MANEJO.
¡ Carambas ! otra
vez el bebé está con diarrea, muy molesto, tiene muchos gases, no puede
dormir, su pancita está muy abultada y cada vez que obra se oye mucho ruido
y la popó es liquida y sale en forma explosiva, por si fuera poco está muy
rosado y cada evacuación parece que le quema. Todo esto puede estar
relacionado con la “intolerancia a la
lactosa”, pero esto ........ ¿qué quiere decir?, ¿como saber si
nuestro bebé la padece?, ¿cómo se trata?, ¿qué tiempo dura?.
En primer
lugar debemos saber que todos los mamíferos (y recordemos que los seres
humanos pertenecemos a este género) se alimentan inicialmente de leche, esta
es el alimento biológico ideal para los cachorros y nuestros hijos lo son
para nuestra especie humana, de ahí que los niños reciben desde que nacen o
leche de la mamá (que es la ideal) o un suplemento industrializado de leche
de vaca (leche en polvo) que se ha modificado para que se semeje a la
humana, mal llamado “leche maternizada”. Ahora bien, todas las leches que
producen las mamás de los mamíferos (llámese vaca, burra, leona, rata,
cabra, elefanta, ballena, etc. etc., incluyendo obviamente la de la mamá
humana) contienen entre otras cosas, azúcar para hacerla sabrosa y
proporcionar calorías al bebé para su crecimiento y desarrollo. La
característica en común para todas las leches de origen animal, es que
contienen LACTOSA, que es el azúcar que mencionamos.
Cuando decimos
que “alguien” (ya sea bebé, niño o adulto) tiene INTOLERANCIA A LA LACTOSA,
nos referimos a que su sistema digestivo no puede manejar el azúcar de la
leche, lo que le ocasiona diferentes problemas o síntomas. Estos síntomas
varían de acuerdo a la edad y al grado de intolerancia; es sabido que muchos
adultos que tomaron perfectamente bien leche cuando fueron niños y
adolescentes ya no pueden tomarla por que les produce diarrea, debido a que
con el tiempo (la edad) algunas personas van perdiendo en forma natural la
capacidad de procesar la LACTOSA.
Dado que este
problema se puede presentar a cualquier edad, nos centraremos en la
intolerancia como enfermedad durante la niñez, que es cuando mas puede
afectar la nutrición y de ahí el crecimiento y desarrollo de los niños.
Existen bebés
que nacieron bien, que no tienen infección y aparentemente están sanos y al
darles su primer toma en la cuna del hospital, ya sea de leche del pecho de
la mamá o en biberón con leche en polvo, presentan diarrea y estas
evacuaciones son líquidas, explosivas y muy ácidas (de ahí que fácilmente se
rocen), y cada vez que se repite la toma presentan este tipo de
evacuaciones, lo cual nos debe hacer sospechar que presenten INTOLERANCIA
CONGÉNITA A LA LACTOSA, esto es que no tienen en su sistema digestivo la
enzima que ayuda a digerir (metabolizar) la lactosa, que ya dijimos es el
azúcar natural de la leche.
Esta enzima se
llama LACTASA, pero por favor no se confundan con los nombres tan parecidos,
el azúcar es LACTOSA y la enzima que la metaboliza se llama LACTASA, lo que
pasa es que a los médicos y a los químicos nos gusta complicar las cosas con
nombres raros o parecidos entre si.
El termino
CONGÉNITO que mencionamos para este tipo de intolerancia, nos refiere a que
se nace con ello y muy probablemente es heredado de alguna de las familias
(paterna o materna) de ahí que si investigamos encontraremos que algunos
familiares del niño(a) tampoco toleran la leche desde bebés, lo cual NO ES
CULPA DE NADIE NI MOTIVO DE PLEITO FAMILIAR, simple y sencillamente se
presenta en el bebé así como ha heredado de las familias el color de los
ojos, el tipo de pelo o la barbilla que es igualita a la del tío-abuelo
Güicho, quién por cierto usaba barba.
Como datos
interesante debemos mencionar que la intolerancia congÉNITA se presenta con mayor frecuencia en ciertos grupos raciales, como los
asiáticos, afrocaribeños y afroamericanos e indios norteamericanos, por lo
tanto la raza azteca-olmeca-maya y similares (o sea la mayoría de los
mexicanos) ya la libramos, y por ende nuestros hijos.
Ciertamente en
México es muy raro (mas no imposible dado nuestro interés en mejorar la
raza) encontrar la intolerancia PRIMARIA O CONGÉNITA
a la lactosa.
¿Entonces por
que es importante la intolerancia a la lactosa?, si bien genéticamente
salimos bien librados, en México tenemos un grave problema de salud pública
que son las diarreas y en eso si somos campeones. Tenemos de todos tipos,
colores, causas y sabores (si alguien se atreve a probar).
La
intolerancia a la lactosa de tipo secundario es la mas frecuente en México,
se presenta en los bebés o niños que tienen un cuadro de diarrea, y a mayor
severidad o tiempo de padecer la diarrea, encontraremos la intolerancia con
mayor frecuencia.
Esto tiene su
explicación; la diarrea (independientemente de lo que la cauce) es el
resultado de que se aumente el movimiento intestinal y por tanto no de
tiempo suficiente a que se absorba el agua, si a esto agregamos que la
mayoría de las diarreas son de origen infeccioso y que algunos microbios que
las causan agreden la mucosa del intestino (esta es la última capa que esta
en contacto directo con el contenido intestinal), entenderemos el daño que
causan y el porque de la intolerancia, ya que en esta mucosa se encuentra la
LACTASA (se acuerdan de la enzima que digiere el azúcar lactosa), así que
sumándose al efecto mecánico de la diarrea sobre la mucosa intestinal que
barre la enzima lactasa, mas la agresión de los microbios que destruyen a la
mucosa junto con dicha enzima, se dificultará la absorción de nutrientes
entre los que se encuentra el azúcar lactosa que pasa no digerida y jala mas
agua del intestino, además de que el azúcar lactosa si no se digiere es
utilizada por los microbios que causan la diarrea (los malos) y los
microbios que normalmente viven en el intestino (los buenos) que la
procesan generando gas y productos ácidos. Por lo tanto la diarrea que
tendrá el bebé o el niño será explosiva, muy líquida y ácida, lo que lo
rozará y hará también que su abdomen este inflado y con mucho ruido, además
que eso debe doler y estará intranquilo y llorón.
Si a esto
agregamos que ya le dimos al bebé lo que anuncian en la tele o en los
espectaculares del periférico o en las revistas de consejos prácticos, y
como no se componía la abuelita o la vecina ya nos recomendaron algún
medicamento, o de plano fuimos a la farmacia a “consultar” al encargado (que
no es médico ni farmacéutico) y nos mandó otros medicamentos, y además ya le
repetimos la receta que nos dio el pedíatra cuando se enfermó la hermanita
de “algo parecido” (cuando tenia su edad y por cierto “la nena” acaba de
cumplir quince años) y como no se componía lo “curamos de empacho” o peor
aún ya lo “purgamos”, dándole en resumen quien sabe que tantas medicinas
(sobre todo antibióticos) y remedios que lo único que hacen es aumentar el
daño al intestino y provocar mas diarrea, entrando al circulo vicioso en
donde de una diarrea común o leve mal manejada de inicio, tenemos ahora una
diarrea provocada por los medicamentos y remedios que han generado (todo
ello) intolerancia transitoria a la LACTOSA, y por tanto mas diarrea.
El problema de
fondo en estos casos está en la leche, si suspendemos la leche nos damos
cuenta que el bebé mejora, en los niños mayorcitos esto se extiende a todo
producto lácteo. Aquí no debemos confundirnos con la “alergia a la leche de
vaca” que es debida a la reacción inmunológica (del sistema de defensa del
organismo) a las proteínas de la leche, a las que desconoce reaccionando en
forma “alergica” con diarrea y vómito, esta “alergia a las proteínas de la
leche” es poco frecuente y mas bien rara. La gran diferencia entre la
alergia a la leche y la intolerancia a la leche radica en que la primera es
reacción de todo el organismo a las proteínas y la segunda es reacción del
intestino al azúcar (lactosa).
Entendámonos,
NO todas las diarreas cursan con intolerancia, esta se presenta en los bebés
o niños que han tenido cuadros muy severos de diarrea o muy prolongados
aunque no sean severos, y está íntimamente ligada a la alimentación con
leche, ya sea materna o modificada de vaca (en polvo), ya sea rebajada, o en
atole, o con harina de arroz etc., etc. De ninguna manera se justifica el
retirar la leche en un pequeño que inicia con diarrea, si el cuadro se
prolonga y si hemos administrado muchos medicamentos y el pequeño presenta
CADA VEZ que le damos leche o lácteos diarrea líquida, explosiva y ácida,
que le causa cólicos y le “infla” el abdomen, puede tratarse de la
INTOLERANCIA TRANSITORIA A LA LACTOSA.
Baste decir
que se presentan situaciones en donde la diarrea se encadena (por todo lo
aquí explicado) al circulo con la desnutrición, y de ahí a la falta de
desarrollo y de crecimiento de los niños, lo que es malo para su calidad de
vida, y también malo para todos nosotros como sociedad y como país.
Es importantes
dar a conocer que la gran mayoría de las diarreas NO requieren de
antibióticos, y que muchos medicamentos para niños (entre otros los jarabes
y los antibióticos en suspensión) contienen azucares del grupo de la
lactosa, haciendo valer el refrán de que “sale peor el remedio que la
enfermedad”.
Por todo ello
mi recomendación final es que al niño que inicia con diarrea, al que hemos
manejado con las medidas adecuadas de hidratación y alimentación y cuya
diarrea no mejora o empeora en las siguientes 24-48 hrs., es obligado
llevarlo al médico, para evitar las complicaciones como la deshidratación y
el daño intestinal que aquí hemos comentado, que lo puede llevar a sufrir de
intolerancia a la lactosa. Lo peor que podemos hacer en estos casos es
automedicarlo o seguir indicaciones de personas de buena voluntad pero que
no son profesionistas de la salud.
Recordemos que
existen enfermos, no enfermedades, y lo que puede parecer la misma
enfermedad en uno y otro niño puede tener causas diferentes, o
comportamientos especiales, por lo mismo, lo que alivia a uno no
necesariamente aliviara a otro.